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A dos alturas

Actualizado: 26 ago 2020

El gigantismo es una enfermedad poco frecuente causada por la secreción excesiva de la hormona de crecimiento, mientras que su opuesto, el enanismo se trata de exactamente lo contrario, como es lógico.


A lo largo de los siglos se han reportado decenas de casos de personas que sufren cualquiera de estas dos enfermedades. La mayoría no tuvieron una gran esperanza de vida, y si la tuvieron no fue grata en absoluto. Muchos incluso fueron exhibidos como proezas de la biología por sus propios padres, que se lucrarían con la enfermedad de sus hijos. Muchos casos falsos o difusos han llegado a ser reportados sin una evidencia definitiva en este ámbito, así que los pasaremos por alto.


Fotografía de Väinö Myllyrinne, quien llegó a medir 251 centímetros y tuvo la mano más grande de la historia con un total de 340 milímetros de longitud.


Hay un caso que destaca por encima de todos. No porque fuera el más alto, que lo fue Robert Wadlow, quien alcanzó los 2,72 metros, ni porque fuera el más bajo, título que ostenta Chandra Bahadur Dangi quien llegó a medir tan solo 54 centímetros, sino por el hecho de que a lo largo de su vida fue las dos cosas, un enano y un gigante en menos de doce años.


Estamos hablando del austriaco Adam Rainer, poseedor del récord Guinness como la estatura más variable


Nacido en 1899 en la ciudad austriaca de Graz, segunda ciudad más grande del país. El joven Adam tuvo nació con una enfermedad no precisamente discreta, era enano. Medía casi metro y veinte centímetros, lo cual le alejó de sus aspiraciones de entrar en el ejército durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, era realmente curioso que a pesar de su corta estatura ya de por sí calzaba un 43, número realmente desproporcionado para su cuerpo, lo que podría ser una pista de lo que avecinaba.


A los 21 años su vida cambiaría por completo, cuando se cree que por culpa de una enfermedad llamada acromegalia, un tipo de gigantismo, comenzó a crecer incontroladamente hasta el punto de medir más de un metro que al comienzo de su enfermedad, que le debilitó y deterioró debido al crecimiento tan repentino que su cuerpo no podía dejar de sufrir. Se quedó sordo de un oído, ciego de un ojo y su columna no dejó de deformarse.


Rainer terminó muriendo a la edad de cincuenta años midiendo 2,34 metros después de más de 20 años sufriendo la que le postró en la cama durante los últimos años de su increíble vida.

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